Una de las áreas de intervención de la Psicología es la prevención, que en la actualidad cobra gran importancia dentro del contexto clínico y de salud en los diferentes procesos administrativos de un número creciente de países en el mundo, especialmente porque hace referencia a la disminución del costo en los presupuestos de salud. Sin embargo, pensar que la prevención va mucho más allá, es contribuir con la disminución del sufrimiento humano y del deterioro en la salud, reflejado en las diferentes instituciones sociales como la familia, la educación, el trabajo y comunidad.

Para fortalecer la intervención en la prevención de la enfermedad mental desde la psicología -como lo plantea Poseck (2009)- no se puede partir del modelo tradicional de enfermedad, pues lo que se sabe sobre el tratamiento de las mentes enfermas aporta poca información sobre cómo prevenir las enfermedades en mentes sanas. Por tanto, se hace relevante comprender que una de las áreas de intervención de la Terapia positiva es la prevención, potenciando las emociones positivas y las fortalezas en personas mentalmente sanas en ámbitos institucionales como colegios o empresas.

Otra de las áreas de intervención es el ámbito clínico. Es así como la psicología positiva puede utilizarse como complemento de terapias psicológicas tradicionales para tratar la enfermedad mental (orientación clínica incorporando variables de la Psicología Positiva en los tratamientos). (Poseck, 2009)

La investigación empírica en esta década ha facilitado el estudio de las fortalezas planteadas por Seligman y su implicación en los diferentes procesos humanos. La publicación de libros, artículos, revistas y ejercicios orientados al trabajo con recursos positivos no establecen una única metodología de intervención. Es posible que este no sea el objetivo, sin embargo, encontramos diferentes herramientas de intervención eficientes, que apoyan los procesos terapéuticos.