(Natalia García Forero)
El mundo actual avanza a pasos agigantados, fenómenos como la globalización, las tecnologías de la comunicación, Internet de las cosas (IOT: Internet of things), big data y la inteligencia artificial, son algunos de los componentes principales inmersos en la transformación que actualmente experimentamos en nuestras vidas cotidianas y trascienden prácticamente todo lo que hacemos (Sola, 2017). ¿La intención? hacer nuestras vidas cada vez más prácticas y sencillas para permitirnos evolucionar hacia nuevos horizontes en pro de la humanidad.
Estos cambios han implicado podernos comunicar rápidamente a nivel mundial, facilitando el intercambio de ideas y conocimientos entre personas de diversas nacionalidades, a través de videoconferencias u otras herramientas informáticas que nos permiten ampliar nuestras perspectivas desde nuestra área de conocimiento o de manera multi, trans o interdisciplinar para generar nuevas investigaciones e invenciones con pertinencia a nivel social, a nivel local, regional o global, promoviendo así una latente mejora en la calidad, eficiencia, sostenibilidad y compromiso con el medio ambiente, lo que en consecuencia contribuye con la optimización de procesos y ahorro de recursos (Sola, 2017).
En este sentido, para nadie es un secreto que el mundo está evolucionando a grandes pasos y esto implica la necesidad de abordar la resistencia al cambio en los seres humanos y organizaciones frente a estos cambios relacionados con la era digital, con el propósito de tomar conciencia, reflexionar y adoptar una postura flexible con respecto al nuevo lugar que nos corresponde ocupar en la llamada cuarta revolución industrial.
Estas reflexiones deben permitirnos generar nuevas comprensiones sobre lo que dichos cambios pueden significar, y replantear afirmaciones prejuiciosas como el reemplazo total de la raza humana por la inteligencia artificial y tecnologías de punta, de lo contrario, estos cambios que estamos experimentando como especie es un llamado a repensarnos dentro de nuestras empresas las labores u oficios que realizamos, es un llamado cada vez más orientados al continuo desarrollo del talento humano enfocado en su capacidades cognitivas, creativas, científicas y artísticas (Capital Humano, 2019).
Así como las anteriores revoluciones industriales y los cambios en general que ha experimentado la humanidad durante siglos, han hecho que ciertas labores anteriormente llevadas a cabo de forma manual por seres humanos hayan desaparecido, generando crisis y al mismo tiempo nuevas formas de reinventarse dentro del papel que ocupamos en la economía global (Mota-Flores, 2018). En esta oportunidad la intención está enfocada en que logremos desarrollar nuestras habilidades cognitivas, como anteriormente se había mencionado, al dejar de lado actividades rutinarias que atrofian a nivel físico o neuronal a los seres humanos (Capital Humano, 2019).
En conclusión, la era digital es una invitación para reconstruirnos y ser más flexibles frente a los nuevos retos que esta revolución trae para el talento humano dentro de las organizaciones, es la oportunidad para seguir desarrollando, estimulando y potencializando las capacidades cognitivas, artísticas, creativas y científicas que hacen irremplazable el recurso humano en el ámbito laboral.
Referencias
Capital Humano (febrero de 2018). Las implicaciones del cambio de era. CAPITAL HUMANO, 17 (1), 6-9.
Mota-Flores, A. (2018). La cuarta revolución industrial y el desarrollo del talento. RH Innovación en las empresas
Sola, A. (5 de febrero de 2017). La cuarta revolución industrial ha llegado. Cinco días